lunes, 22 de noviembre de 2010

Life.


Todas las palabras son mías.
El amor, la sombra, el olvido, la tristeza, lo sublime, la muerte, la vida, la oscuridad, y la luz.
Lo sabré todo y después seré libre.

Superaré muros, instancias, obstáculos, gritare con aquellos que fueron olvidados.
Supliré mi mueca de vida por una mueca nueva, adulta, honesta, opaca.


Recorrerán mis pies todos los caminos, mis manos trabajaran la prosa, agotando el océano que algunos llaman  poesía, y más aún escribiré ficciones que no serán más que mis reflejos de la vida cotidiana, del amor, del odio, de la historia, de todo.

Me agotaré,  e iré creciendo, haciéndome añejo y obstinado, volveré a lo que fui de joven y ya cansado, ya conciente de mi finitud próxima perderé el miedo y me arrepentiré del tiempo perdido, de no haber nunca expuesto mi alma, mi vida, mi sangre por esa entelequia que llaman amor.

De a poco me extinguiré como un fuego bobo y flaco y ya no seré más que un recuerdo, una palabra escrita y guardada. Un memorial, una lápida en un cementerio, un olvido de flores y silencio, un padre, un abuelo, un tío, un empleado, un loco que soñaba disparates y tomaba su pluma para relatarlos.

Después no sabré nada y seré libre.

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