domingo, 5 de diciembre de 2010

"Todos los días son iguales"

Modifiqué un poco este cuento, escrito hace un tiempo.


post mortem nihil, ipsaque mors nihil.
"La muerte es una vida vivida, la vida es una muerte que viene" Jorge Luis Borges


“Todos los días son iguales” pensó mientras la cuchilla de la maquina afeitadora repasaba otra vez la patilla derecha, primero hacia abajo y luego hacia arriba. Después se sacaría la crema de afeitar; se mojaría el rostro para luego venir la irritación momentánea, las pequeñas gotas de sangre que desprendían de los labios y de la zona baja de la barbilla para más tarde secarse el rostro esparciendo las gotitas de sangre que solas se coagularían para terminar de curarse las pequeñas heridas en la ducha que siempre tomaba caliente, religiosamente, quizás de manera inadvertida, quizás premeditada de una manera matemática a las 06:45 horas de la mañana.

Así su vida era como un eterno retorno a lugares y situaciones que diferentes, en esencia eran iguales; su vida era automática, como si no dependiera de nada más que de iniciarse; de comenzar el día con el despertador chillando en la mesa de luz, luego el típico bostezo de final del sueño para encontrarse con los pies en el frío suelo de la habitación, ponerse la camisa y el pantalón, las medias, los zapatos, el saco. Lavarse los dientes sin frescura; el rostro, peinarse raya al costado, con la prolijidad de una marcha militar. Así, tristemente así era toda su vida desde que había cumplido los veinte años.
Pero súbitamente, siempre que se juzga un hecho como eterno, sucede, mágicamente, desgraciadamente que un día, un simple día en la vida de los hombres todo puede cambiar, como si el destino o dios, o el azar quizás, en un instante de raciocinio pusieran las cosas verdaderamente en su lugar. Y así, finaliza, como todo lo que tiene que suceder, aquí y ahora, más tarde o más temprano, pero finaliza. Y ya, no hay más afeitadora, y duchas a las 06:45, y despertadores chillando siempre, exactamente a la misma hora; no hay más rutina, no más la vida como un complejo sistema u organismo en el cual las cosas suceden escalonas, organizadas, dependientes unas de otras, y ya no más respirar mecánicamente sucediéndose en el tiempo, como un hecho repetitivo.

todos los días son iguales” pensaba el médico forense mientras tomaba el bisturí, abría las vísceras, examinaba los órganos, constataba la hora de la muerte y llenaba la planilla con los datos del reciente y viejo cadáver que había ingresado.

1 comentario:

  1. Lo recuerdo, me había gustado entonces y me gustó ahora... aunque la verdad es que no me doy cuenta en qué lo modificaste, no creo que sea algo realmente significativo, tal vez añguna frase encadenada junto a otras haciendo el todo logrando que alguien como yo ni lo note.

    En fin, me re gustó :)

    PD: mñn como torta y vos no, morite de envidia jajaja :D

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